Busto de niño sujetando un corazón de papel sobre el corazón

La empatía

Hoy vengo a hablaros de uno de los términos más escuchados en los últimos tiempos pero que muchos no conocen tal y como se aplica en coaching. Me refiero a la empatía. ¿Sabes de qué te hablo? ¿La sueles practicar? ¿Crees que se trata solo de empatizar con los demás o tiene cabida la empatía personal? En esta entrada me propongo mostrarte qué es, en qué sentido la utilizamos y la pregunta más poderosa que conozco para ser una persona profundamente empática. 

¿Preparado? ¡¡Comenzamos!! ???? 

En Coaching hablamos de “empatía” cuando somos profundamente capaces de ponernos en la piel del ser humano que tenemos delante sin juicio pero sin irnos de nosotros. Creo que uno de los términos comunes que más reconocen el significado de la empatía sería el de humanidad. 

No se trata de tener lástima o piedad de la persona que tenemos delante, ni de sentirnos superiores al otro.  Se trata de algo mas profundo, más humano.  Sería tener una escucha activa, sin juicio y con una mirada limpia que nos permita ver su propio dolor pero sin que éste lo hagamos nuestro. 

Así, cuando somos capaces de ver el dolor ajeno pero sin “irnos de nosotros”, los recursos de ambos se muestran disponibles, lo que hará que las opciones para acoger ese dolor estén al alcance. 

Además, comparto contigo uno de los mayores aprendizajes que tuve cuando me formé como experta en Inteligencia Emocional y que es capital para fomentar la empatía.  

Cuando tengas delante a un ser humano que haya hecho algo que tú no compartas, sea del tipo que sea, para saber su intención positiva y tener una profunda empatía, pregúntate:  

¿Por qué sí tuvo sentido para esa persona hacer lo que hizo? 

Y cuando digo “hacer lo que hizo” también me estoy refiriendo a “decir lo que dijo” y todo lo que tenga que ver con ese ser humano y que sientas que tiene relación contigo. Te hará tener una visión de su realidad que quizás antes no te hayas planteado. 

Y no se trata de justificar lo que hizo ni siquiera de estar de acuerdo con lo que sucedió, si no de llegar a entender la razón por la que sí tuvo sentido que, en ese momento y bajo sus circunstancias, ese humano se comportara como lo hizo. 

Pero no creas que esto solo funciona para tener una empatía hacia los demás. ¿Qué ocurre cuando nosotros mismos estamos tan fuera de nosotros que ni siquiera nos permitimos ser empáticos con nosotros?  

Cuando te reprochas lo que haces, te cuestionas lo que dices o te “castigas” por lo que sientes no estás siendo empático contigo. 

¿Tendría sentido para ti hacerte la misma pregunta? Te invito a que, la próxima vez que seas tu propio juez y te condenes por esto o aquello, pregúntate: 

¿Por qué sí tuvo sentido para mí actuar (decir, sentir…) DE ESA MANERA en aquel momento? 

Eso sí, hazlo con plena consciencia y sin ningún tipo de juicio. Sea lo que fuera que hiciste está bien. Fue tu mejor opción en aquel momento. Lo hiciste poniendo en valor los recursos que tenías disponibles. Quizás ahora hayan cambiado, aprovecha esta toma de consciencia para ponerlo en práctica si te vuelve a suceder pero deja de lado el juicio, será la trampa para seguir castigándote. 

“Mira con los ojos de otro, escucha con los oídos de otro y siente con el corazón de otro”.

Alfred Adler 

Si te ha resultado interesante este post o quieres profundizar en algún tema, deja tu comentario más abajo. Estaré encantada de leerte. 

También puedes suscribirte de manera gratuita y recibir todo el contenido publicado. 

GRACIAS y ¡nos leemos! 

2 comentarios en “La empatía”

    1. ¡¡Hola Carrascosa!! Gracias por leerme y hacerme esta pregunta. Seguro que sirve para otros miembros de la comunidad 🙂 Te explico mediante un ejemplo a qué me refiero cuando digo «sin salir de nosotros mismos». Imagina que estás discutiendo con un compañero de trabajo. Estás tan metido en el discurso, en tratar de demostrar «la verdad» y en lo sucedido que te muestras muy ferviente llegando a no atender a tu emocionalidad y a ti. Metaforicamente hablando sería como si pudieras salir de tu cuerpo y meterte en el de la discusión. Algo así tipo «Gost» 🙂 Por eso insisto en que, suceda lo que suceda fuera, la mirada siempre debe estar dentro, es la única manera de acoger y respirar aquello que sea lo que nos suceda y de no dejarnos arrastrar por los acontecimientos. Espero te haya aclarado mi respuesta. Me encantará seguir leyéndote. ¡Gracias! saludos

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir arriba