Hace unas semanas, veíamos algo capital en Coaching: la diferencia entre un juicio y un hecho. Hoy, siguiendo en esa línea y muy unido a ello, hablamos de los planos desde los que percibimos la realidad o, dicho de otra manera, las gafas con las que vemos el mundo que nos rodea.
¿Estás preparado? ¡¡Comenzamos!! ????
En nuestra manera de comunicarnos solemos emitir expresiones que nos dan una información muy valiosa sobre el plano en el que nos posicionamos cuando hablamos con otro humano.
Y ojo, ¡que esto no es malo! Simplemente nos estamos situando en un plano distinto al otro y quizás estemos tratando de cubrir una necesidad que no nos haya pedido o, tal vez estemos victimizando al humano que tenemos enfrente simplemente por actuar de una manera que nadie nos ha demandado.
Me explico ????. Cuando nos situamos por encima del otro y vamos de “salvadores” del mundo y utilizamos expresiones del tipo “déjame que te ayude”, “yo lo hago” o “déjame que yo termino antes” nos estamos situando en un plano de superioridad.
Tratamos de hacer al otro individuo menos válido o capaz. Anteponemos nuestros conocimientos, habilidades o esfuerzo dando por hecho que la otra persona no lo logrará. En realidad, solo estamos cubriendo nuestra propia necesidad de sentirnos útiles, valiosos y capaces.
Ahora bien, cuando nos situamos por debajo del otro y vamos de “víctimas” del mundo utilizando expresiones del tipo “ayúdame”, “es que no puedo” o “tardaré mucho en hacerlo”, nos estamos situando en un plano de inferioridad.
Aquí simplemente tratamos de captar la atención del otro. No es cuestión ni de poder ni de capacidad, solo queremos atención. De esta manera, alimentamos el ego del salvador.
Pero como casi todo en esta vida, también podemos situarnos en un plano intermedio, es decir, en nuestro centro, cuando no pretendemos ni salvar ni ser víctimas de nada ni de nadie. Simplemente actuamos de igual a igual. Escuchando sin juzgar y respetando las opiniones o ideas de otros humanos.
En este plano, no intentamos cambiar las ideas de los demás ni hacer creer a nadie que nuestras ideas son mejores ni más válidas. Simplemente estamos con un pie en nuestro zapato y con otro pie en el de la persona que tenemos delante, tratando de entender su situación, de empatizar.
Solo pedimos ayuda cuando lo necesitamos y la damos cuando nos lo piden de manera específica. No damos nada por hecho, por lo que no tratamos de salvar a nadie ni de victimizar al otro. Hablamos pues de un plano de igualdad.
Superioridad, inferioridad e igualdad. Éstos son los tres planos comunicativos desde los que trabajamos en Coaching para conocer en qué plano se mueve una persona. Esto nos ayudará a conocer su “estructura mental” y nos permitirá entender la razón por la que se muestra de esa manera y no de otra.
Y ahora, dite, con lo que has leído hasta aquí, ¿desde qué plano te expresas tú?
“Puede que los ciudadanos de un estado no puedan ser igualmente poderosos, pero sí pueden ser igualmente libres”.
Voltaire
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