¿Qué son las emociones?
Son estados afectivos que se desencadenan en nuestro cuerpo ante un estímulo de manera automática.
Hasta no hace mucho tiempo, el ser humano siempre le había dado un peso mayor a la parte racional, dejando las emociones en un segundo plano. Y es que necesitábamos intelectualizar todo cuando nos sucedía. Pasarlo por ese filtro racional y poder entender así lo que nos acontecía.
Por suerte, cada día está más presente en nosotros esa parte emocional, dándole nombre y acogiendo su sentir. ¡Y es que es tan importante en nuestra vida!
Y tú, ¿qué importancia das a las emociones en tu vida?
Dependiendo de las experiencias personales, aprendizajes, el propio carácter y la situación en sí, cada persona experimenta una emoción de manera particular.
Las emociones también se contagian.
Piensa en esa vez que subiste al autobús y el conductor te saludó con gracia: “Buenos días, ¿qué tal?”. Su saludo siempre era el mismo para todo el que subía. De hecho, cuando alguien iba a bajar, según se disponía en la puerta de salida, se oía la voz del conductor que decía: “hasta luego, pase usted un gran día”. ¿Notaste cómo el ambiente del autobús se iba contagiando de la misma amabilidad?
Y es que somos seres socialmente emocionales y todo este tipo de conductas provocadas por una emoción tan marcada, tiende a “copiarse” por los que están a su alrededor. Se contagia…¡es como magia!
Pero también ocurre lo contrario. Veamos:
¿Alguna vez te has quedado triste o serio cuando has visto llorar a otra persona?
Es natural. Y es que las expresiones faciales también afectan a la persona que está mirando.
Las personas tenemos 42 músculos diferentes en la cara y, en función a cómo los movamos, expresamos unas emociones u otras.
¿Alguna vez te habías percatado?
¡Te propongo un reto!
Haz una prueba. Conforme estás ahora leyendo este post, coge un lapicero. Ponlo de manera horizontal sobre tus labios y cógelo con los dientes. Verás que la curvatura de tus labios va adoptando una posición de aparente “sonrisa”. Mantén el lápiz en tu boca unos minutos. Verás como tu estado de ánimo cambia.
Estás haciendo que los músculos que se activan en la sonrisa se pongan en marcha y, sin saberlo, estás mandando la orden a tu cerebro de que estás contento o algo te hace gracia. En breve, ¡tu estado emocional cambiará!
¿Interesante verdad?
Componentes de las emociones.
Hay dos componentes claros que afectan directamente a las emociones: los componentes conductuales y los componentes fisiológicos.
Los componentes conductuales se pueden controlar y dependen básicamente de aprendizajes culturales y familiares. Hablamos de:
- Expresiones faciales.
- Acciones y gestos.
- Distancia entre personas.
- Componentes no lingüísticos de la expresión verbal (comunicación no verbal).
En cambio, los componentes fisiológicos no se pueden controlar y aparecen de la misma manera para todos. Destacamos:
- Temblor.
- Sonrojarse.
- Sudoración.
- Respiración agitada.
- Dilatación pupilar.
- Aumento del ritmo cardíaco.
La función de las emociones.
Como ya vimos en el post sobre Inteligencia Emocional, todas las emociones tienen una función útil o beneficiosa, ya sea adaptativa, social o motivacional.
¿Te apetece descubrirlas?
Dentro de la familia de las emociones, hablaremos de las emociones primarias por ser aquellas que se desarrollan de manera natural a lo largo de la vida de una persona.
Nos referimos a:
Nos produce ansiedad, incertidumbre e inseguridad al actuar de manera anticipatoria ante una amenaza o peligro (real o imaginado).
Su función es protegernos.
- Sorpresa.
Nos produce sobresalto, asombro y desconcierto. Suele durar poco en el tiempo.
Su función es ayudarnos a orientarnos frente a la nueva situación.
- Asco.
Nos produce disgusto, asco… solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión.
Su función es rechazar aquello que tenemos delante.
- Ira.
Nos produce rabia, enojo, resentimiento, furia e irritabilidad.
Su función es poner límites y defender nuestros derechos.
- Alegría.
Nos produce diversión.
Su función es reproducir aquel suceso que nos hace sentir bien.
- Tristeza.
Nos produce pena, soledad y pesimismo.
Su función es ayudarnos a integrar la nueva situación (sin aquello que se ha perdido) en nuestra vida.
¿Cómo ha sido para ti descubrir la intención beneficiosa de las emociones? Interesante, ¿verdad?
“Cuanto más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los de los demás”.
Daniel Goleman
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GRACIAS y ¡nos leemos!
Muy buen post, me ha encantado, muy fácil de entender.
¡¡Hola Sandra!! Muchas gracias por tu comentario. Me ayuda para saber que lo que escribo es fácil de entender y, además, si es de utilidad… mejor que mejor. un abrazo.