La ira

La ira: qué nos produce y para qué aparece

¿Sientes ira o enfado cuando crees que algo es injusto? 

¿Sientes rabia cuando algo no se produce tal y como lo esperabas? 

Justicia y expectativas, los dos detonantes más comunes que hacen estallar la ira. 

La ira es otra de las seis emociones básicas o primarias de todo ser humano, nos produce rabia, enojo, resentimiento, furia e irritabilidad y nos ayuda a poner límites y defender nuestros derechos.  

Si te perdiste la entrada sobre las emociones y su función, te recomiendo que vayas a leerla ????.

Según su intensidad, podemos hablar de leve irritación o de una furia muy intensa. Esta última mal gestionada puede acarrear verdaderos problemas de gestión emocional tanto contigo como con los demás. 

Por mucho enojo que tú sientas, no puedes atacar a los demás como si fueran “tu saco de boxeo”, aunque sea por sentido común, las normas sociales y/o morales. 

¿Cómo gestionar tu ira? 

La forma sana de expresar tu enfado sería mediante la asertividad, es decir, dejando claro cuáles son tus necesidades y cómo obtenerlas sin perjudicar a los demás. 

Esto sería lo habitual en tí si, durante tu infancia, exteriorizaste esta emoción y fuiste acompañado en tu proceso por los adultos de los que dependías. 

Por el contrario, la manera desadaptativa de expresar tu ira sería mediante una respuesta agresiva a través de insultos, acciones y gestos, tanto hacia ti como hacia los demás. 

En este caso, ésta sería la manera de actuar si, en tu niñez, sentiste rechazo, fuiste ignorado o incluso culpabilizado por tus adultos responsables cuando tuviste una conducta iracunda. 

¿Sueles andar criticando a todas horas lo que hacen los demás? 

Quizás sea la única manera que tienes en este momento de expresar tu rabia, pero créeme si te digo que no estás expresando tu emoción de una manera constructiva. Esto, probablemente, repercutirá en tus relaciones sociales. Te invito a que aprendas a gestionar tu conducta externa así como tu tensión interna. 

Recuerda, como ocurre con el resto de emociones, tú eres el único responsable de sentir o no ira, no son los acontecimientos ????

Y tú, ¿cómo gestionas esta emoción?  

Si no leíste la entrada sobre creencias, te invito a que lo hagas y entiendas por qué reaccionamos en lugar de responder y por qué tú eres el único responsable de sentir como lo haces y no los factores externos. 

Es cierto que los factores sociales han condicionado la manera en que muchos seres humanos expresamos la ira, pues es una emoción “mal vista” y, la mayoría de los mortales, hemos crecido pensando que expresar esta emoción o cualquiera de sus hermanas (rabia o enfado) no está bien, por lo que la reprimimos y/o luchamos contra ella (con la consecuente repercusión), sin dejarle su espacio para brotar y pararnos a escuchar para qué está y qué trata de comunicarnos. 

¿Cómo son tus pensamientos cuando te enfadas? 

Aunque estés en un proceso de crecimiento personal, es inevitable enfadarse. Hay montones de situaciones que nos hacen sentir ira. Eso si, ésta, al igual que el resto de emociones, gestionada de la manera correcta, es útil y necesaria ????.

La próxima vez que te enfades, observa tu pensamiento. Descubrirás que es un pensamiento cíclico y rumiativo y que pone el foco en el problema en vez de hacerlo en la solución. 

¿Cómo haces para cortar ese pensamiento repetitivo?  

No todas las personas son conscientes de que están enganchadas en su propia emoción y siguen alimentándola constantemente con su pensamiento. Estos tips te ayudarán a reducir su intensidad: 

  1. Identifica tu emoción. 

Poner nombre a lo que sientes te ayudará a tener claridad sobre lo que te pasa. A veces, confundimos rabia con otras emociones como el dolor, la culpa o la vergüenza. Y todas ellas se trabajan pero si sabes cuál es la emoción primaria que sientes, será más revelador para ti abordar esa emoción. 

  1. Acepta tu rabia. 

No luches contra ella. Acéptala y trata de escuchar su mensaje. Hacerlo es responsabilidad tuya. Imagina que sacas la rabia de tu cuerpo y la pones en una silla frente a ti. Pregúntale: ¿para qué estás aquí?   

  1. Detecta el foco de tu rabia. 

A veces, volcamos nuestra ira con quien menos culpa tiene. Observa si se trata de algo externo, si tú eres el origen por no haberte permitido actuar como querías o incluso si sientes esta emoción y no sabes por qué. Sea como sea, intenta discriminar exactamente qué o quién provoca ese sentimiento y hazte las siguientes preguntas: ¿hacia quién siento rabia? ¿Es hacia otra persona? ¿Es hacia mí? ¿Es hacia una situación? ¿Puedo hacer algo para cambiarlo? 

  1. Comunica tu emoción.  

Habla con alguien sobre tu rabia pero no te recrees. Hacerlo es sano para dejar salir todo eso que tienes dentro y que no te resulta agradable, pero no le des más importancia. Si no te resulta fácil hablar con alguien, también puedes contarlo en un papel a “modo carta”. Aquí todo está permitido, ¡hasta las palabrotas! ????. Eso si, después hazla pedazos y tírala. 

  1. Dibuja tu rabia. 

Expresar tu emoción en un papel  viendo lo que emerge es una manera creativa de exteriorizar aquello que muchas veces nos cuesta con palabras. Coge papel, ceras, lápices de colores y rotuladores y dibuja sobre un papel cómo es esa rabia que sientes. Al terminar, mira tu dibujo. ¿Qué sientes cuando lo miras? ¿A qué te recuerda? ¿Hay algo más aparte de tu rabia?   

  1. Descarga físicamente tu rabia. 

El ejercicio físico ayuda a liberar esas hormonas que nos genera la rabia. Sal a correr, salta a la comba, golpea un saco de boxeo…cualquier actividad física que te permita sacar toda la emoción contenida. Hay quienes descargan su rabia golpeando cogines e imaginando que son la causa de su enfado (llámese jefe) ????.

  1. Date amor. 

Busca a alguien al que quieras y dale un abrazo. Será un símbolo de aprobación por tu parte por haberte permitido expresar tu rabia de manera saludable. Y si me lo permites, que el abrazo sea por la izquierda y que dure 30 segundos ????.

“Una de las compensaciones más hermosas de la vida, es que nadie puede tratar de ayudar sinceramente a otro sin ayudarse a sí mismo” .

Ralph Waldo Emerson 

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