Hoy hablaremos de una parte fundamental de todo humano inherente a su conducta: la intención positiva. Lo haremos desde la programación neurolingüística (PNL) y descubriremos qué es y para qué aparece.
Para ello, comenzaremos definiendo qué es una presuposición. Una presuposición es una afirmación o idea que la PNL da por supuesta y que facilita al cliente sacarse el máximo partido.
Durante toda esta entrada nos centraremos en la cuarta de las catorce presuposiciones de la PNL. Ésta dice:
“Todo comportamiento tiene una intención positiva en su origen”.
¿Y esto qué significa exactamente?
Básicamente que toda conducta busca conseguir algún beneficio personal aunque éste no sea consciente. Es decir, es aquello que nos mueve a actuar de una determinada manera.
Podemos hacerlo a través de conductas positivas y conductas negativas. Las primeras quizás sean más fáciles de detectar. Las segundas, en cambio, cuestan más por el mero hecho de confundir la intención con la conducta.
¡Veamos algunos ejemplos! ????
- Conducta positiva ➕.
Unas semanas previas al confinamiento, cogí el bus urbano para volver a casa después de mi entreno habitual. Cuando bajé del bus, me encontré con una vecina que tiene 83 años. Ella también iba de camino a casa y portaba un par de bolsas de la compra. En ese momento, y tras oír el ruido de las mismas y la respiración agitada de la mujer, me presté a llevarle la compra hasta casa, pues apenas nos separan 2 alturas en el mismo edificio.
En este caso, mi conducta fue positiva y la intención por la que tuve ese gesto (además de por humanidad) no es otra que cubrir mi necesidad de sentir bienestar por considerar que había hecho la “acción del día”. Me puse mi súper capa de “salvadora” y eso hizo que pasara el resto de mi día con una actitud más proactiva y empática hacia los demás.
Realmente no hice nada especial, simplemente el hecho de ayudar a esta humana hizo que yo me sintiera mejor. Fue la única manera que tuve para cubrir mi necesidad a través de un “buen comportamiento” ciudadano.
- Conducta negativa ➖.
En este caso, te pondré otra situación que solía cometer hasta hace no mucho tiempo. Tenía la mala costumbre de interrumpir cuando me hablaban, de contar siempre mis cosas. De pensar que aquello que yo quería contar, por estúpido que pareciera, siempre era más importante que lo que los otros quisieran contar. Y porque, en definitiva, siempre era “yo y yo y yo”.
Aquí se ve claramente mi conducta negativa. Estar interrumpiendo constantemente, tener faltas de respeto y hacerles sentir de menos no es ni bueno ni saludable pero yo lo seguía haciendo. Hasta que entendí que esa conducta tenía una intención positiva: cubrir mi necesidad de ser vista, de ser tenida en cuenta y de sentirme importante.
Con el tiempo, me di cuenta de que había pasado muchos años de mi vida dándome valor a mí pasando por la atención y la aprobación de los demás. Si me miraban es que era vista; si hablaba por encima de los demás, es que era escuchada; si interrumpía, es que tenía importancia de cara a los demás. Y bla bla bla.
Y permíteme que te cuente algo, cuando descubrí que mi valía no tenía que pasar por las manos de nadie sino por las mías propias, todo cambió. Decidí optar por otra conducta más sana y respetuosa hacia mí y hacia los demás pero que cubriera la misma necesidad de ser vista o tenida en cuenta.
Ten presente que aquí solo estamos hablando de la intención positiva de una determinada conducta, de no juzgar a la persona, ni siquiera la conducta… y que la persona no es su conducta. Tal vez no sepa hacerlo de otra manera. Quizás este matiz sea lo más imperceptible pero lo que, desde luego, marcará la diferencia.
Entonces, ¿qué beneficios obtiene la intención positiva de una conducta?
Muchos y variados, depende de la individualidad del ser. Recuerda que la intención positiva cubre aquella necesidad no atendida. Cada humano experimentará conductas adversas con el único fin de satisfacer su propia necesidad y sentir placer o bienestar.
Conductas como matar, robar o drogarse también cumplen una intención positiva: aliviar su propia necesidad. ¡Ojo! En ningún caso estoy diciendo que sean conductas admisibles ni válidas. Y tampoco estoy aprobando su conducta, ¡que nadie se lleve a equívoco!
Lo mismo sucede con las enfermedades. Una de mis clientas había tenido ansiedad durante años. La padecía desde pequeña y, gracias a ella, era el centro de atención de su casa. Todo giraba en torno a ella. Tanto, que de pequeña conseguía ciertos “placeres” para no aumentar su ansiedad.
Ahora, con más de 50 años, una casa, marido e hijos a los que atender, un trabajo que le aporta el sustento económico y las “obligaciones” añadidas, no consigue obtener ese beneficio de ser el centro de todo el mundo por lo que la intención positiva de su ansiedad ya no le sirve.
Ocurre lo mismo con las fobias. En este caso, me ocurrió con otro coachee. Tenía una fobia muy fuerte a conducir. Después de trabajar durante varias sesiones, descubrimos la intención positiva de su fobia, pues no era otra que permitirle no ir a su trabajo donde no quería estar.
Resumiendo…
A partir de ahora cuando te encuentres con alguien que consideres que está teniendo una “conducta negativa”, piensa que, a buen seguro, ese humano esté librando una lucha interna por encontrar alguna forma de sentirse bien o de protegerse.
Tampoco la conducta es el humano que la realiza y no cuestionamos si su conducta es correcta o incorrecta. Simplemente nos centramos en que, sin duda alguna, está librando su propia “batalla” interna para conseguir aliviar su necesidad. Se trata de empatizar.
Y por último, que seguiremos sin aprobar aquellas conductas no admisibles de matar, violar o pegar. No se trata de que, a partir de ahora, vayamos a entender que, como siempre hay una necesidad por cubrir, todo está permitido. ¡NO! Solo que empatizaremos con la intención que llevó a ese humano a cometer esa conducta tan poco deseable.
“El mayor descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden alterar sus vidas alterando sus actitudes” .
William James
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GRACIAS y ¡nos leemos!
Muy bonito e instructivo. O sea que la intención es lo que cuenta no? Es una bonita forma de entender y buscar la la empatía, como en casos en los que por ejemplo alguien random por ejemplo en este caso te increpa en una tienda por x motivo. Pues su intención positiva tendrá. A mi me pasó en una tienda de frutos secos que una señora muy mayor estaba delante mío y yo me sitúe a su derecha haciendo cola porque el mostrador quedaba a su izquierda y ella elegía unos bombones. La señora pagó y apareció otra señora de mediana edad. Yo a la derecha y la señora de mediana edad se escurre por la puerta y se planta en el mostrador a la izquierda. Y le digo que disculpe que estaba yo antes y dice ella que no que yo estaba perdido en la tienda cuando estaba a metro y medio y claramente orientado al mostrador. Pues bien pregunto a la señora mayor si yo estaba antes delante de dependienta (que no lo sabía) y señora de mediana edad; por supuesto la señora mayor dijo que estaba yo esperando a su espalda. Entonces la señora de mediana edad me dice te dejo pasar pero por educación aunque yo sea mayor. Pretendía justificar su intención de prisa y pereza o más bien aún quedar bien. A lo que yo respondí irritado si pensaba que la señora unos 25-30 años mayor que ella y neutral mentía. En fin cositas del día a día. Un saludo.
¡¡¡Hola Carlos!! eso es, toda conducta siempre tiene una intención positiva (inconsciente). No sabemos si la señora de mayor edad trataba de cubrir su propia necesidad como tú dices o simplemente fue un despiste… 😉 Gracias por compartir tu experiencia. Me encantará seguirte leyendo. ¡saludos!