¡Bienvenid@ al apasionante mundo de las emociones y la razón!
¿Me permites que te cuente una historia?
Platón se dirige hacia La Academia, atravesando el olivar sagrado dedicado a la diosa de la sabiduría, Atenea.
Los rayos del sol caen sobre sus espaldas, que están cubiertas por una túnica morada. Tiene calor y está cansado, pero siempre que recorre este camino se siente orgulloso, vivo.
Recuerda con una pequeña sonrisa en su rostro que cuando consiguió fundar La Academia, a finales del pasado año, su objetivo era difundir su conocimiento.
Quería acercar las matemáticas, la medicina, la retórica y la astronomía al pueblo, y lo estaba consiguiendo.
Entre los asistentes, Aristóteles espera con impaciencia a que el maestro empiece la clase del día.
“Hablemos de Emociones”, dice Platón.
“Imaginad un carruaje gobernado por un jinete y estirado por dos caballos. Uno se llama Razón y el otro Emoción”.
“Los dos caballos siempre quieren tirar en direcciones opuestas. El jinete lucha por mantener la dirección, pero no consigue que trabajen en equipo”
“Del mismo modo, el ser humano se enfrenta a una lucha interior constante entre la razón y la emoción”.
Los seguidores del filósofo aplaudieron.
Tomaron conciencia de que Platón estaba en lo cierto.
Y ahora, hablemos de Inteligencia Emocional ????
Para ello, mi propuesta es clara. Definamos los términos que la forman. Hablemos de “competencia intelectual” como la capacidad, habilidad y/o destreza de percibir, comprender y razonar del intelecto y de “competencia emocional” como la habilidad o destreza de comprender, expresar y regular nuestro sentir. Hasta aquí bien, ¿verdad?
Entonces, si fusionamos ambos conceptos podemos hablar de “Inteligencia Emocional” como la capacidad, habilidad y/o destreza del ser humano de percibir, comprender, razonar y regular nuestras emociones. O dicho de otra manera, la capacidad del ser humano de decidir emocionalmente cómo afrontar las situaciones.
Te propongo un reto…¿te atreves?
Emociones buenas vs emociones malas.
¿Qué piensas sobre las emociones?
¿Crees que hay emociones “buenas” y emociones “malas”?
Si tu respuesta ha sido “si”, es normal que lo pienses, probablemente, nunca antes nadie te haya dicho lo contrario. ¡Déjame decirte que la suerte está de tu lado!
Aquí aprenderás que las emociones no son buenas o malas, simplemente, son. En cualquier caso, las catalogaremos como emociones agradables o desagradables. Simplemente, nuestro cuerpo responde ante un estímulo experimentando una emoción concreta.
Por ejemplo: imagina que voy caminando por la calle con mi perrita y presencio un robo (estímulo). Quizás, la primera emoción que aparezca en mí sea el miedo. Después, muy probablemente sea la rabia.
A lo largo de mi experiencia, he comprobado cómo la alegría o la felicidad son consideradas (entre el pueblo llano) como emociones buenas. Por esta razón, muchos estudiosos de la psicología positiva o el propio Mr Wonderfull nos animan a estar toooodo el día felices y sonrientes pero, ¿crees que esto es posible? ¿Y sano?
¿Qué sucede con la rabia, la tristeza o la ira? ¿Acaso no somos dignos de percibirlas? Éstas, también forman parte de nuestras emociones y tienen algo muy importante que decirnos.
Si nos parásemos a escucharlas y exteriorizarlas como algo absolutamente normal, creo firmemente que nuestra inteligencia emocional estaría en equilibrio.
Lo importante para aprender a gestionar las emociones es saber interpretar el mensaje que comunican. Todas las emociones (incluso las más desagradables), tienen una función útil o beneficiosa, lo que nos permite actuar de manera eficaz en nuestras relaciones.
Controlar vs acoger emociones.
Obsérvate por unos instantes… ¿Tratas de controlar tus emociones? ¿Y qué tal? ¿Lo consigues? ????
¡Las emociones no se controlan, se acogen!
¿Acaso tú decides lo que vas a sentir ante un pensamiento, una canción o un plato de comida?
Por lo general, no estamos acostumbrados a observar nuestras acciones y la razón por la que éstas son así y no de otra manera.
¿Acaso te has parado a sentir tu emoción? ¿La acoges? ¿La rechazas? ¿Te avergüenzas? ¿Tratas de esconderla? He aquí el dilema de la cuestión.
Permítete sentir la emoción y, sobre todo, pon tu atención en el pensamiento y lo que te has contado para acabar sintiendo así y actuando como lo has hecho. ¿Interesante verdad?
En resúmen…
La clave para ser una persona inteligente emocionalmente está en tener un buen autoconocimiento emocional (propio y ajeno), saber regular las emociones (habilidad de redirigir el pensamiento, tener perspectivas para enfocar el problema y ser creativo) y tener una comunicación eficaz tanto contigo como con los demás.
¿Haces alguno de estos tips? ????
“Aquel que conquista a otros es fuerte, aquel que se conquista a si mismo es poderoso.”
Lao- Tse
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GRACIAS y ¡nos leemos!