Mi pensamiento y yo.
¿Alguna vez te has parado a observar lo que piensas? Sí, he dicho bien. ¡No me he vuelto loca! Y es que lo que hagamos será la consecuencia de lo que pensemos. Si no, obsérvate.
Cuando das un abrazo a otro ser humano, ¿qué se te ha pasado antes por la cabeza? O, por el contrario, ¿qué has pensado cuando no compraste esa prenda de ropa que, a priori, tenía todas las papeletas de acabar en tu armario?
Esto también ocurre con la emoción.
Y si no, ¿por qué sientes miedo cada vez que tu hijo se sube a lo alto del columpio? O ¿por qué sientes asco cuando ves una lagartija? Y es que lo que “nos contamos” (o como algunos llaman nuestro “diálogo interno”), es tan importante que determina que nos sintamos y actuemos de una determinada manera, incluso ante un mismo hecho.
Un ejemplo gráfico: imagina que vas por la calle con un grupo de amigos y os encontráis con un mendigo. Quizás, tú sientas tristeza…otro amigo sienta rabia… un tercero sienta miedo… o incluso, alguien del grupo salga huyendo, otro se sienta a su lado y un tercero decida pedir dinero a los viandantes para entregárselo al mendigo. La situación es la misma ¿no? Entonces, ante un mismo estímulo, ¿por qué cada uno ha actuado de manera distinta?
Pues bien, a pesar de que probablemente cada uno, y desde sus circunstancias personales, se haya expuesto a la misma situación, cada uno de ellos ha tenido su propio diálogo interno que ha sido lo que le ha llevado a sentir o actuar de esa manera y no de otra. ¡Voilà!
Lo cierto es que, antes de sentir una emoción o ejecutar una acción, sea la que sea, ésta siempre viene precedida por un pensamiento. De ahí la importancia de lo que nos contemos ????
Por eso la importancia de observar nuestros pensamientos. Tomar consciencia de lo que pensemos, será la clave para conseguir la felicidad. ¿Y por qué digo esto? ¡Fácil! Cuando yo descubrí que cambiando mi pensamiento podría cambiar mi emoción y que, cambiando ésta, cambiaría mi forma de actuar…me dije: entonces, ¿por qué vivo instalada en la queja o la justificación? Si realmente yo tengo la llave para modificar mi conducta cambiando mi pensamiento, ¿por qué sigo pensando igual? y éste, querido lector, fue el descubrimiento más fascinante que tuve dentro del desarrollo personal. ¡Realmente yo tenía la llave! Cambiar o no hacerlo, sólo dependía de mí. Y… ¿a qué no sabes qué decidí hacer? ¡Bingo! Observar mi pensamiento y elegir si lo cambiaba o no.
El hecho de que ahora sea consciente de lo que pienso, no quiere decir que me haya transformado por completo y sea una persona totalmente diferente. Simplemente, ahora tengo presente que, por ejemplo, ante una discusión con mi marido, yo decido cómo actuar en función a “la película” que me estoy contando en mi cabeza.
¡Cuidado! Tampoco quiero que se me pase por alto algo que llevo repitiendo a lo largo de este post y que merece su propia mención … ¿sabes a lo que me refiero? ¡Exacto! Muchas de las películas que nos imaginamos en nuestras cabecitas y todas las posibles opciones (que además solemos tender a que sean hiper mega catastróficas) nunca… ¡nunca suceden! Si tuviéramos esto en cuenta, también se solucionarían gran parte de nuestras rayadas mentales.
¿Por qué no nos da por pensar en positivo? Si me echan del trabajo… ¡por fin me podré dedicar a lo que me gusta! ¡podré buscar algo que me permita mayores ingresos! O ¡podré pasar más tiempo con mis hijos!
Ahí lo dejo… ????
También te ayudará pensar en aquellos momentos de verdadera crisis en tu vida de los que saliste (y en algunos casos, incluso reforzado). Esto te ayudará a valorar si la situación que te está generando malestar en ese momento, es realmente tan grave como estás pensando.
Eso sí, no vayas a pensar que esto es tan fácil como un chasquido de dedos. Como montar a caballo o dominar un idioma, depende de práctica, práctica y práctica. Ahora bien, te aseguro que, durante un tiempo, y con el acompañamiento, si lo necesitas, de un coach certificado, te resultará un camino más transitable. ¿A qué estás esperando?
“Los problemas no se pueden resolver en el mismo nivel de pensamiento en que han sido creados”.
Albert Einstein
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GRACIAS y ¡nos leemos!